¿Puede un algoritmo dejarte sin empleo?
Muchas preguntas surgen a partir de la incorporación a la vida social de cada vez más procesos mediados por sistemas automatizados de toma de decisiones. Las preguntas sobre el empleo están a la orden del día, ya que es una de las áreas donde el impacto de estas tecnologías tiene consecuencias más notables. Desde la automatización para la selección de curriculums pasando por la gestión y evaluación de actividades laborales, los algoritmos se insertan cada vez más en la vida laboral de las personas.
La semana pasada, un grupo de ex trabajadores choferes de Uber iniciaron una demanda legal contra la compañía para eliminar el algoritmo que según ellos causó su despido. Según indicaron, los tribunales deberán evaluar por primera vez una norma que está contenida en el Reglamento General de Protección de Datos de la Unión Europea en su artículo 22. Este artículo regula las decisiones individuales automatizadas, incluyendo la elaboración de perfiles y establece el derecho de toda persona interesada en no ser objeto de una decisión basada únicamente en el tratamiento automatizado de datos que produzca efectos jurídicos en él o lo afecte significativamente de modo similar.
Estamos ante un caso importante en la jurisprudencia europea, porque es la primera vez que este articulado se pone en pleito en fuero judicial. Los choferes de origen británico accionaron legalmente en Holanda, sede donde la firma Uber tiene radicados sus centros de datos. Por supuesto, Uber indicó que las cuentas de estos choferes fueron desactivadas sólo después de que hubiera una revisión manual por parte de humanos, pero es difícil definir si esto es así. Ahí radica la complejidad del caso. (Véase la demanda completa en el sitio de los abogados holandeses que la llevan adelante)
El sindicato de mensajeros y trabajadores de aplicaciones (ADCU) indicó que desde el 2018 registraron alrededor de mil casos de personas que fueron acusadas de actividad fraudulenta e inmediatamente suspendidos de la aplicación sin derecho a apelación. Esto se diferencia notablemente de las normas laborales que regulan la actividad del sector en Inglaterra, donde los transportistas y choferes que son despedidos de un empleo tienen que ser reportados ante la oficina de transportes de Londres, donde pueden explicar su situación y justificar por qué deben mantener sus licencias. En el caso de Uber esto no ocurre así y los choferes ignoran de plano que los ha llevado a la suspensión.
La intención legal del sindicato y los abogados con los que trabajan es establecer una acción de clase, llevar el tema al Tribunal de Justicia Europeo y constituir un precedente que proteja los derechos de los y las trabajadoras que dependen de la aplicación para su sostén cotidiano. Es la primera vez que se pone sobre la mesa de un tribunal el artículo 22 de la GDPR.
Es importante destacar que en Argentina, las regulaciones también deberían protegernos de este tipo de tratamiento automatizado de datos y que poco sabemos todavía de cómo poner en acción salvaguardas de ese tipo. Tenemos algunos instrumentos que nos permitirían accionar, y en particular, indagar a las empresas sobre la gestión de nuestros datos personales.
Tenemos derecho a saber qué datos recolectan, qué usos le dan a esos datos que recolectan, corregir esos datos, modificarlos, eliminarlos y ejercer plenamente los derechos que nos reconoce el Principio de Habeas Data de la Constitución Nacional de 1994 y las leyes vigentes de protección de datos personales.
En el mundo de los derechos laborales hay todavía un largo trayecto por recorrer para que trabajadores y trabajadoras vinculadas a la economía de plataformas gocen de los derechos correspondientes en materia laboral. El caso abierto en Holanda promete ser largo, complejo y sobre todo muy interesante, ya que habrá que analizar cómo se toman las decisiones mediadas por algoritmos, cuáles son los argumentos para el despido de estas personas y cómo se respetan los derechos laborales en una economía basada más en la precarización que en la innovación.
Beatriz Busaniche
Fundación Vía Libre